domingo, 21 de diciembre de 2014

Gafas de sol

Lo conocí trabajando, cuando repartíamos pizzas. En la primera semana me llamó la atención que siempre estuviera contento. Luego me llamó la atención que la gente, a su alrededor, fuera quien fuera el que lo acompañara, también estaba alegre, siempre, y no me refiero a esa forma boba de buscar el lado positivo a todo como si tu espíritu fuera un inconsciente feliz que no entiende el problema. Al revés. Él es pícaro, y entiende el problema, y su risa es pícara: de sabérselas todas; risa endiablada y más risa que la tuya y la mía juntas.

Cuando tres semanas después de compartir turnos y pizzas, me dio su teléfono, él ya se había ganado a pulso el nombre con el que a partir de entonces quedaría bautizado en mi agenda: Peter Pan, un nombre contrario para un hombre que, al contrario, no se negaba a crecer sino que crecía y te animaba a hacerlo sin complejos, manteniéndose y manteniéndote niño aquí en la Tierra y no en el cielo, que con una sola llamada dejaba Nunca Jamás vacío y, hala, nos vamos todos a tu casa, que yo llevo el hielo. En dos años he sabido poco de él. Lo último que escuché es que este sábado iba al concierto de Iván Ferreiro en Málaga.

http://ribot-barcelona.com/

Quizá te aburro un poco repitiendo que este sitio lo hago principalmente para las personas que ahora no veo tanto como quisiera. O que me gusta lo último de Iván Ferreiro aunque sé de antemano que despierta cierta animadversión a algunos de los presentes en la sala. Te aburro entonces ahora diciendo que su concierto en Córdoba se suspendió por la lluvia y al de Málaga, este sábado, me fue imposible ir. Te voy a aburrir el doble diciéndote que me gusta la última canción del disco:

Magia . Porque me recuerda a   Smile , no sé. Porque habla de cuando cualquier persona está sentada tranquilamente en su casa y Gafas de sol de repente, plas, te empiezo a echar de menos. Me gusta que semejante cursilada, cantada por el autor, suene como un cuento urbano de lo mágico y lo cotidiano, porque cuando soy yo el que la canta de camino a la cocina: “ magia, magi a”, suena como si me hubiera escapado de cualquier plano de “ Sonrisas y Lágrimas ”, y la imagen que regalo es tan ridícula que ganas dan de francotirotearme desde cualquier tejado vecino.

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