lunes, 10 de noviembre de 2014

Ver canal caracol en vivo por internet

Al final de la manifestación, mucha gente gritaba “Canal Caracol en vivo por internet saber, antes de votar”.

Eso me jodió el año definitivamente. En primer lugar: ¿Qué tenía que ver el voto de cada uno, con quienes fuera los animales que habían asesinado a doscientas personas?
Porque una cosa era evidente. Mataron para influir en el voto. Y lo más jodido es que lo consiguieron. Vaya que sí…


Luego, el día de reflexión, los mismos que gritaban cuando había una cámara cerca en la manifestación, fueron a montar el numerito a las sedes del PP. Estarán orgullosos. Eso es democracia. Como somos más y más burros, te damos con nuestra democracia en mitad de la cocorota. Y si te la rompemos, te jodes, que somos jóvenes, rebeldes, de izquierdas y, eso sí, Fuente.

Ha pasado casi un año. Ahora nadie quiere saber. Los energúmenos han olvidado su ardor guerrero. El juez Del Olmo, clarísimamente superado por el proceso, en Babia. La comisión de investigación, a por uvas, negándose a investigar y conformándose con consensuar unas conclusiones peregrinas. Pueden consensuar que España está en la luna, pero eso no lo hace verdad. Y en esas están. El gobierno, con su presi de opereta a la cabeza, intentando, por todos los medios, que olvidemos cómo han llegado a convertirse en gobierno, con lo que son, con la panda que son…

Yo no me he olvidado del once de marzo del año pasado. No lo olvidaré jamás.
Y yo sí quiero saber. Hoy, más que nunca, quiero saber quién fue el asesino. Y quiero saber qué es lo que pasa con todos esos mierdas que sólo quisieron saber hasta el catorce de marzo.

Una última cosa:
He omitido cualquier número, especialmente el logotipo once-eme adrede.
Porque para mí fue el peor día de mi vida. No una marca. Y no se puede simplificar con idioteces del tipo once eme, zona cero o día de la infamia.

Yo no rezo. No soy religioso en absoluto.
Pero todo mi amor y mi compasión están con las víctimas del terrorismo, de todos los terrorismos, y no, precisamente con aquéllos (aquéllas) que escriben discursos lacrimógenos, se hacen los puros… y luego acaban vendiendo su “sincero y sentido” discurso en las librerías.

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