Aquí en Guadalajara, para aquel que maneja un automóvil, es bien sabido que la vuelta a la derecha es continua con precaución. Hago enfasis en la palabra precaución. También es sabido que el peatón vale madre aquí. Hasta parece que uno va apuntando con la esperanza de atropellar a alguien. Si tratas de cruzar la calle y viene un carro, el muy puto acelera en vez de frenarse. A veces hasta me dan ganas de que me peguen nomás para que la Páginas porno.
Pues el día de hoy casi se me cumple mi deseo. Yo no tengo carro, y como vivo muy cerca de mi trabajo, camino. Son escasas 4 cuadras y hago 5 minutos para llegar. En la última calle que cruzo, hay un semáforo y ya lo tengo bien calculado para ver si alcanzo a cruzar o no. Y si la gente tuviera educación vial, sabría que en el semáforo, el rojo significa enlace y no otra cosa. Así sea un perro o una codorniz la que está cruzando la calle, el ALTO está ahí para ser respetado.
Antes de cruzar, noté que un señor en una Windstar estaba como que queriendo dar la vuelta, pisando el carril peatonal y valiéndole madre que tuviera el alto. Este señor tenía la oportunidad de pasar pero no lo hacía, por lo que (malamente) supuse que no iba a dar vuelta.
Justo en el momento en que bajé de la banqueta, el señor aceleró sin revisar su lado derecho, y hasta entonces se dio cuenta de que casi me atropella. Y todavía me hizo mala cara el muy estúpido. Claro, yo le hice la mismita cara, haciendo referencia a que EL era el que tenía el alto. Me volví a subir a la banqueta (después de todo, la que pierde más en este caso, soy yo), se dio la vuelta, y la señora en el carro atrás de él, se da la vuelta también sin dejarme pasar. No cabe duda que en esta ciudad, el peatón es un cero a la izquierda.
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