martes, 12 de enero de 2016

Comunidad de mascotas

..Y entre las maletas aún no hechas, entre la casa que arrendamos con más ganas que certezas, entre el sonido del viento fueguino pegando todavía en la frente, entre el susurro de palabras bien dichas, entre recuerdos de sólo dos personas solas en este fin del mundo, entre este sur crudo, agobiante, en medio de una lejanía isleña, al otro lado de un charco, en medio de los brazos, de esos brazos de siempre, yo, me despido.

Vuelvo a Chile. Vuelvo a casa. Vuelvo mi gente. Vuelvo a mi Comunidad de mascotas.

Mi trabajo en el diario acaba hoy. La despedida fue mesurada pero amena, tranquila pero afectuosa, sólo mi jefe directo acusó el golpe de despedir a su primera periodista en práctica. Si esto fuera un lugar común, estaría guardando mis cosas en una caja de cartón, la cargaría en los brazos mientras paso por el pasillo y me despiden con deseos de fuente.

No. No fue cinematográfico, ni novelesco. Dejo mi trabajo de la misma forma en que lo tomé: como una chilena demasiado callada para las raíces italianas de estos argentinos, a la que de poco terminaron apreciando. Y yo a ellos. Mi jefe directo me obliga a volver el Lunes para hacerme entrega de una carta de recomendación, mientras poco a poco borro las pequeñas huellas de mi breve paso por acá: una taza de café aconchado, un pinche negro, una bufanda y una carpeta de fotos en el escritorio del pc. Vuelvo, entonces. Pese a que es un lugar común, nunca he sido buena para las despedidas, pero hoy, a fines de Abril, agrego que tampoco lo soy con las bienvenidas.

Lo veo desde Chile. ¿Qué bello no?. Me llevo hartas cosas, que quizás detalle con el tiempo, pero también a un grupo de gente bella que se acerca a mí gracias a un humilde blog. Hoy más que nunca, leerlos me hizo bien. Chao desde Argentina, que me vuelvo para Chile. Y como dijo Bolaño, tu familia es tu Patria.

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